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RONY VÁSQUEZ, DEFENSOR DE LA BREVEDAD



Defender lo breve puede verse como la defensa de lo obvio, dada la complejidad que implica el ajetreo diario de nuestra acelerada vida moderna. Pero defenderla desde la base de argumentos sólidos y académicos, es otra cosa. Rony Vásquez Guevara sabe muy bien de eso. Lleva algunos años aplicado al estudio, crítica y producción del género breve, específicamente la minificción, especialmente en su país de origen, Perú. Cuenta de ello, lo da su prolífica labor como crítico y ensayista, así como su vasta experiencia como ponente y articulista en importantes revistas de ficción breve.
La publicación de su libro El universo de los caracteres, Brevísimo estudio y antología esencial, da parte de su incursión en el campo de la minificción en twitter, con lo cual reafirma esta plataforma virtual como un escenario oportuno para la producción de textos minificcionales. En este sentido, Rony ha dejado claro sus puntos de vista en cuanto a la minificción, microrrelato o microficción como también se le denomina. Para ello, utiliza el espacio de lo breve no solo para hacer de él su objeto de estudio, sino también para hacer de él su plataforma de creación.
Su ópera prima, i microficciones en twitter, así lo confirma. Un grupo de sesenta y seis textos mínimos ofrece al lector la posibilidad de conectarse con una ficción en apenas ciento cuarenta caracteres, con lo cual revalida el escenario virtual como territorio para explorar la producción literaria. Para Rony Vásquez Guevara la brevedad en la minificción encuentra su límite en la narratividad, lo que la distingue de la poesía y otras modalidades breves.
El libro está conformado por cinco partes: Introito, una entrada que prepara al lector para todo lo que sigue; Metaliteratura, un juego de ficciones que dialogan con otras ficciones, una especie de juego literario que se burla, en algunos casos, de las extrañezas de ciertos personajes conocidos de la literatura universal y que el autor deja entrever pasando a convertirse en una clase de complicidad con el lector. De fantasmas y demás, un conjunto de textos acerca de la imagen del fantasma como símbolo del imaginario colectivo, a quien esta figura (la del fantasma) deja ver como una constante en la representación de ciertos esquemas sociales. El asesino. Brevísima novela, configura un personaje: el asesino, y lo dibuja a lo largo de sucesiones de tuitrrelatos para finalmente establecer una brevísima historia de un asesino. Y Otras brevedades, que incluye textos sobre temas varios, incluso algunos con destellos de las partes anteriores del libro.
Estas cinco partes conforman un libro que reafirma a la brevedad como un campo maravilloso donde prevalece la heterogeneidad de voces, así como la hibridez de uno de los géneros más discutidos de la literatura de estos últimos tres o cuatro lustros.  

He aquí algunas minificciones de este joven y prolífico autor que así lo demuestran:

ü  Aquel tuit, pese a su tenacidad e insistencia, no logró superar los 140 caracteres. Desde entonces, pena en mensajes de otros tuiteros.
ü  Decepcionado por la película de terror que miraba en el cine, ingresó en ella y disparó contra el protagonista. El guionista sigue escondido.
ü  El microrrelato (Cuento de terror). Cuando despertó, seguía siendo un Cuento.
ü  El escritor abandona la libreta y su historia para gozar de sus vacaciones, pero el protagonista, insistente, lo persigue en cada esquina.

Ahora bien, en El universo de los caracteres encontramos una variedad de autores, cada quien en su estilo, ejerciendo la libertad creadora en no más de ciento cuarenta caracteres. Para ello, este espacio le sirve como plataforma y le brinda al lector la oportunidad de indagar en la ficción hiperbreve. Seis autores hispanos son los que Rony Vásquez deja al descubierto y permite conocer mediante estos textos límites y extremadamente concisos: Frances Barberá, Santiago Eximeno, Alberto Chimal, Juan Romagnoli y José Luis Zárate.
 Por tanto, encontramos en esta peculiar antología de brevísimos textos, un universo de voces que confluyen en una misma plataforma, es decir, un espacio de ciento cuarenta caracteres para formular o reformular un texto literario que si bien puede contar algo, alternará con la imaginación y la suspicacia del lector para configurar un universo, vasto y polifónico, que bien se ajustan al carácter proteico, híbrido y multiforme del género minificcional.
Compartiré en mi próxima entrega, algunos de los textos de los dos libros aquí mencionados. Vale la pena la espera.

Nos vemos a la brevedad… 

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