Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de mayo, 2016

Otra vez Cortázar

Reencontrarme con Julio Cortázar es siempre un acierto maravilloso. Un prodigio en medio del caos; especialmente en días aciagos. Y es que en este autor encuentro siempre la maestría contada, la belleza de lo escrito dicho con poco. En mi día de taller literario, nadie leyó textos de su autoría; se prefirió abrir el compás y leer a otros autores, leer a Cortázar. Entonces, salí de allí con la alegría de reencontrar a un viejo amigo, querido y admirado; pero que a veces se extravía entre tanto documento literario. Mi amigo entrañable, mi amigo Cortázar.  Continuidad de los parques Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el pa

Cuentos en miniatura

Hallar así, de repente a un autor de cuentos muy breves, siempre resulta ser una tarea agradable. En esta oportunidad, es Enrique Andersen-Imbert quien ocupa mi atención. De este prolífico intelectual argentino, nacido en la ciudad de Córdoba a principios de siglo pasado, 1910 para ser más exacta, es bastante lo que puede decirse: novelista, cuentista, y muy especialmente, crítico literario, que hasta hace poco era el terreno en el que más lo conocía. Sin embargo, leer algunas ficciones breves suyas, ha resultado ser un encuentro animado por la curiosidad del tema de lo lúdico, lo pérfido y lo maligno en la conducta humana y en lo que está más allá de la vida terrenal. Así, una mañana  de recorridos por la Plaza Altamira en pleno Festival de la Lectura de Chacao, en Caracas, casi tropecé con el libro Cuentos en miniatura , una antología de este autor argentino, en el stand de la editorial de una conocida universidad venezolana. Allí, en una mesa con libros apilados a precio de ofer

Cuando despertamos, el dinosaurio no se había ido

(…) es difícil matar al dinosaurio, y cada vez que uno quiere cometer dinocidio, no hace m á s que fortalecerlo, como si nuestra imaginaci ó n siguiera siendo jur á sica . Lauro Zavala Augusto Monterroso (1921-2003), no imaginó el revuelo que causaría aquella brevísima historia del dinosaurio: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí . No entendió entonces lo que la brevedad extrema pasaría a significar para la literatura. No imaginó que cada lector amante de lo breve, despertaría siempre con un dinosaurio al lado: el dinosaurio de la minificción. Y no es que antes de Monterroso no existiera la ficción breve (o brevísima), es que hasta entonces era solo una línea que cruzaba un terreno poco transitado de la literatura: la brevedad extrema en los textos de ficción literaria. Entendiendo por “ficción,” a la presentación de situaciones, personajes y acontecimientos imaginarios, supuestos, situados en un contexto también imaginario. «El dinosaurio», e

Poesías y microcuentos cerraron la Semana de Estudios Generales en el Litoral

Rina Pérez Barito / Sede del Litoral USB.- La poesía nacional dedicada a la figura paterna fue el tema central desarrollado por el profesor  y poeta Néstor Mendoza durante el primer conversatorio que se realizó el viernes 13 de mayo,  en el marco de la celebración de la XXIX Semana de Estudios Generales, en la Sede del Litoral. “La gran mayoría de los poemas, en los que se tiene la figura o la representación del padre como el protagonista, se derivan del reclamo o reproche de la ausencia del padre o por el recuerdo y la sensación de tristeza o vacío que deja la ausencia física de esta figura en la vida misma, ya sea por el abandono o la muerte”, recalcó Mendoza durante su intervención. Este joven escritor, reconocido por su poema Díptico del Laberinto en el Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas, ofreció diversos poemas que recitaron los participantes del conversatorio. Entre los autores de estos poemas se encontraban Alfredo Silva Estrada, Jorge Manrique, Víctor Man